martes, 7 de febrero de 2012

UN TROCITO DE PAPEL ESCRITO

              5.45 de la mañana. Un frío cortante heria el aire. Me levante, me lave la cara, me peine y me vestí. Metí en mi maleta las pocas cosas que me faltaban y me dispuse a tomar el desayuno.
Através de la ventana de la cocina, apenas se distinguía en la oscuridad de la aún noche, un gato negro acurrucado entre los geranios del patio. Tomé un sorbo más de café y me puse el abrigo. 
La noche se tornaba morada con los rayos del alba despuntando. Parada en el quicio de la puerta respiré hondo y sentí como el oxigeno helado entraba por mi nariz hasta alojarse en mi cerebro. En ese mismo instante la duda vino a mi cabeza. ¿Seria capaz de controlar mi miedo?¿seria capaz de dejar en casa las disputas y salir al encuentro de nuevas experiencias? Dudaba al mismo tiempo si yo debería emprender ese viaje, si realmente mi corta experiencia y mi limitado entendimiento me dejaría abrirme al camino que me esperaba.
Más sola que nunca, bajé las escaleras y cerré la cancela tras de mi, sin ni si quiera volver la vista, con un sentimiento egoísta ante lo que a mi espalda dejaba.
El aire me cortaba la cara, y el ruido de las ruedas de mi maleta avisaba de mi paso. El gato negro me acompañaba unos pasos tras de mi por la empinada cuesta de la trémula calle.
Me monté en un coche que me esperaba y deje caer mi mente en su reposa cabezas. Nada me haría pensar la aventura en la que me encontraría inmersa.


Viajaba en el centro del asiento de atrás de un coche mirando fijo el camino, con casi extraños y medio conocidos. Una sensación de ansiedad me invadía, unas ganas horribles de saltar al camino y quedarme allí parada se me agolpaban en la garganta apunto de hacerla gritar. Era miedo, miedo atroz a lo desconocido. Me relajé y pensé desde cuando me amenazaba ese miedo. NO siempre lo había sentido, siempre había tenido, no ganas, sino necesidad, de volar y escapar hacia lugares que me deslumbraban con sus brillos, con sus riquezas esenciales,...con su didáctica natural.
Era solo cuestión de contar hasta diez, de ordenar retirada a los miedos, de no pensarme inferior.
Yo llevaba de equipaje mis ideales, yo llevaba de experiencia mi vida, yo llevaba de vestido mis recuerdos...


No puedo describir los sentimientos que allí viví: las emociones vencedoras, los nervios de las esperas, el desazón del fracaso, el resurgir por y para la lucha de mis pensamientos... Comprender que las ideas quedan y que luchar por ellas es lo mas maravilloso del mundo. Hacer política desde el corazón y para los corazones, trabajar por los demás a cambio de poco. Esa es la satisfacción de ver llevadas tus ideas, tus siglas, tus esperanzas... aunque se trunquen, ¡Luchar por ellas!


Nunca he sido tan feliz de desprenderme de lo innecesario, de determinarme ante la vida, de gritarme a mi misma ¡Libertad! . Quizá no aprendí demasiado, quizá no me sirvío de mucho; pero nunca olvidare el significado de una palabra hasta entonces para mi vacía, desconocida y olvidada: Socialismoafectivo.
Gracias: Lola, Luis, Alex, Mariola, Leandro, Lydia y David por dejarme aprenderla con vosotros.
Gracias tambíen a María Rosa y Axier por ayudarme a hacerlo posible.


GRANDES AMIGOS, GRANDES PERSONAS.
(Silvia Alcalde)

1 comentario:

  1. Bienvenida al mundo blogero, me ha encantado tu trocito de papel. ¡Ah! mira la segunda línea de nuevo, ya sabes deformación profesional.

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